Cuando pienso en el Jazz es imposible pensar solo en un color. Recordar la imagen de Benny Goodman junto a Ted Wilson y Lionel Hampton. Ese encuentro de Miles Davis grabando “Kind of blue” junto al jóven Bill Evans. El eterno Frank Sinatra en las manos y partituras del inmenso Quincy Jones y hasta un Dizzy Gillespie con el argentino Lalo Schifrin son solo algunos de los muchos de ejemplos que demuestran que, si en la música se puede llegar a ser uno, en la vida seguramente puede ser igual. Obama homenajeando a Dave Brubeck en vida dijo: “No puedes entender América (USA) sin entender el jazz, y no puedes entender el jazz sin entender a Dave Brubeck”. Es por eso que Dave Brubeck es otro gran ejemplo defendiendo a su compañero contrabajista afroamericano Eugene Wright cuando le prohibían que apareciera en el escenario por su condición de piel. Si tocaban, el tenía que hacerlo también. Aunque la sociedad parecía dividida, el jazz se convertía en esos tiempos en una esperanza de integración. Ojalá podamos aprender a ver las cosas en un blanco y negro tan armonioso como la libertad de este solo de Eugene Wright. Afortunadamente la imagen es blanco y negro, si fuera de un solo color, no podría verse nada.